A veces, no sabes muy bien cómo ni por qué, tienes un momento de lucidez premonitoria que marcará tu vida. A Mariano Rajoy le pasó aquel glorioso día del “joder qué tropa” dedicado en 2006 a la guerra modo los inmortales que mantenían en Madrid -dónde si no- Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón. Y ahí sigue. Organiza el PP una convención para dar lustre y empuje al partido en momentos bajos, asediado por unas encuestas que encumbran a Ciudadanos, y la cita le pilla en plena tormenta por el máster de Cristina Cifuentes. Ni la cinta de correr que alguna mente tan brillante como perversa se marcó en las instalaciones de la convención bajo el eslogan Sigue el ritmo de Rajoy, ante una pantallón que proyectaba imágenes del líder popular en sus célebres caminatas, ha conseguido robar protagonismo a la presidenta madrileña. Para acabar de redondear el fin de semana, los populares viajaron a Sevilla con la noticia de que la Justicia alemana -porque hubo un tiempo en que el Gobierno de Rajoy presumía de sus buenas relaciones con la Alemania de Angela Merkel- no tramitaría la extradición de Carles Puigdemont por rebelión. Y así es como organizas un acto de relanzamiento y te lo acaban boicoteando los tuyos o algunos supuestamente cercanos. Su-pongo que Rajoy lo habrá vuelto a pensar, “joder qué tropa”.
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