Entre los muchos de los problemas que padecemos está la falta de “educación”. No la de saber leer o escribir, ni siquiera saberse los montes, cabos y golfos de las costas europeas. El problema principal consiste en saber escuchar y saber responder “hablar”; respetar al otro y a su espacio. No solamente se trata en el siglo XXI de hacer el bien sino procurar no molestar. No intentar nunca imponer nuestros pensamientos y deseos.
En este mundo que nos toca vivir debemos de pensar que los demás pueden tener más razón que nosotros, u otras razones diferentes. Nuestro egoísmo se cierne en conseguir el paraíso para nosotros solos y no en compañía de otros. ¡Esto es la educación!
A día de hoy nos encontramos en una encrucijada política, libertad y soberanía de los pueblos de España que tienen sus propios derechos históricos, Catalunya y Euskadi. Todo huele a rancio en esta mal llamada democracia, el Gobierno central, los partidos políticos, las instituciones y las grandes empresas. El ambiente es irrespirable de tanto saqueo, de tanta mentira y corrupción. Los ladrones ya no se esconden actúan con total impunidad y les sale totalmente gratis, después de secuestrar a las instituciones a golpe de leyes -sus leyes- y a golpe de procesos electorales.
En este tira y afloja, la Constitución Española heredera del franquismo dejo atado y bien atada “la unidad española”. Los tiempos han pasado, hay que mirar al futuro, durante estos cuarenta años hemos padecido una atadura al resto de los pueblos de España, el paso de la dictadura a la democracia tuvo sus errores y aciertos, tal vez más errores que aciertos, seguidamente tuvimos el golpe de Tejero y la LOAPA que cerceno las libertades políticas de los ciudadanos. Nos dicen que la “ ley es igual para todos”; la democracia española es una “gran patraña”, un disfraz repugnante que oculta enormes vicios y déficits todos ellos contrarios a la democracia,; por lo tanto no podemos hablar de democracia sin la plena justicia y la independencia judicial.