Ya finalizó la liga, ya se pasaron las frustraciones de nuestros chicos, ya se terminó con la competición en esta categoría creada, excepto casos, para deleite de los equipos afiliados a clubs que lejos de potenciar el deporte escolar nos han demostrado que las viejas enseñanzas que tuvimos los que hicimos algún deporte en nuestros colegios no son comparables a las de ahora en las que la competitividad está por encima de todo a cualquier precio.
La falta de control por parte de las instituciones creadas a tal efecto es síntoma de que algo o alguien no realizan bien su trabajo. Nos controlan en que si los entrenadores cumplen con los requisitos legales para ejercer, si se abona a la Seguridad Social lo que corresponda, si es persona adulta etc... pero no se tiene en cuenta lo más importante que no es otra cosa que si saben educar en valores, valores que deben de ser intrínsecos en estas categorías. Con el paso de los días, semanas y meses de entrenamientos los niños van viendo si verdaderamente les gusta el deporte que han elegido y para ello deben de conocer tanto la técnica como las normas pero con lo que no contábamos era con la falta de control de estas, haciendo de la liga un coto privado para determinados clubs.
A nosotros, los padres, no nos cabe otra que motivar a los chavales para que les guste hacer deporte, se complementen entre ellos tanto deportiva como socialmente, les guste acudir tanto a los entrenamientos como a los partidos, pero difícil tarea esta última cuando lo enseñado entre semana no tiene reflejo en el fin de semana y esto último no sea por falta de técnica sino por falta de control de la normativa haciendo que la superioridad sea abrumadora. No quiero terminar esta trilogía de artículos del deporte escolar sin hacer una llamada de atención a los progenitores, piedra fundamental en la motivación de los niños, reflejo de nuestras pasiones no siempre correspondida por los pequeños, transmisor y canalizador de sus inquietudes. Recordad compañeros, los niños son eso, niños, y desgraciadamente dejarán de serlo en algún momento por lo que tomémonos más en serio la opinión de ellos y no queramos que emulen nuestras frustraciones deportivas obligándoles a realizar deportes que no les gusten, porque quizá estemos truncando una carrera deportiva en otro ámbito.