Como vecino de Abetxuko que fui, es necesario que lo haga. Pido perdón por estar convencido de que la convivencia está basada en el respeto mutuo, y a las normas establecidas. Pido perdón por considerar a todas las personas igual, y juzgarlas por lo que hacen, y no por lo que son. Pido perdón por considerar que la solidaridad es ayudar enseñando, y no regalar inutilizando. Pido perdón por considerarme responsable de mis actos, y no culpar de ellos a los demás. Pido perdón por considerar mi obligación levantarme todos los días a las seis de la mañana, para poder sobrevivir al día a día, y contribuir con parte de mi esfuerzo al mantenimiento del sistema. Pido perdón por intentar aplicar a mi vida y la de los míos el sentido común, y no dejarme llevar por las corrientes ni los credos.
Pido perdón por respetar las instituciones y contribuir a su mantenimiento. Pido perdón por cumplir estrictamente la ley, hasta cuando protesto. Pido perdón por sentirme orgulloso de que la ciudad donde vivo tenga posiblemente la mejor cobertura social del país, donde nadie se queda sin cubrir las necesidades básicas, siguiendo los cauces establecidos para ello.
Pido perdón por sentir pasión por el barrio donde nací y me crié, pasión por su gente, por su particular idiosincrasia, donde conviven hoy personas de diferentes ideas, diferentes credos, diferentes culturas, diferentes caracteres, sin que todo ello suponga problema alguno. Pido perdón por sentirme ofendido cuando me quieren enseñar con caramelos lo que yo aprendí con fuego. Pido perdón por intentar tener criterio propio, y sentirme en paz con mi conciencia. Pido especialmente perdón, por cumplir mis obligaciones, antes de exigir mis derechos.
Intentaré cambiar, dejare de trabajar, de pagar mi hipoteca, mis impuestos. Dejaré de cumplir las normas, cogeré todos los atajos posibles para tener lo necesario sin esfuerzo, cogeré el brazo de quien me dé la mano, dejaré de respetar las normas y a las instituciones y me las saltaré cuando me venga en gana. De verdad, intentaré regenerarme. Así podré exigir respeto, así se pondrán de mi lado asociaciones, estamentos públicos, medios de comunicación, corrientes de opinión... Así removeré conciencias y tendré de mi lado a las personas “correctas”. De esta forma marcaré yo las pautas y todo serán derechos, sin que nadie me pida nada a cambio. De esta forma dejaré de ser un número más, y se me tendrá en consideración.
Pido perdón, cambiaré....