La presentación de dos proposiciones no de ley para la constitución en el Parlamento Vasco de sendas ponencias sobre Autogobierno y Memoria y Convivencia por PNV y PSE, admitidas ayer por la Mesa de la Cámara, no hacen sino trasladar a la actividad parlamentaria desde el primer día los compromisos adquiridos en el acuerdo de gobierno de coalición; pero al mismo tiempo pone en marcha el mecanismo que debería vehiculizar las posibles discrepancias en ambas materias hacia un acuerdo extensivo al resto de formaciones con representación en el Parlamento. En otras palabras, esas dos ponencias, en las que se pondrán sobre la mesa no solo las diferencias que en materia de autogobierno o de convivencia pueden existir entre los socios del Ejecutivo sino incluso las evidentes distancias que presentan respecto a las políticas sobre dichas materias otros partidos, deben servir para que el nuevo clima de distensión y diálogo que se entrevió durante las sesiones de investidura e incluso en la jura del cargo por el lehendakari Iñigo Urkullu en Gernika tenga al menos cierta correlación en la actividad política y pueda traducirse en los resultados que esta ofrece a los ciudadanos. Porque tras las labores previas realizadas en la legislatura anterior, la oportunidad que ofrece la actual disposición del arco parlamentario, debida en buena parte precisamente al refrendo social de determinadas posiciones políticas en materia de autogobierno y convivencia, no puede desperdiciarse sin asumir el enorme riesgo de que tenga como consecuencia en el medio plazo el enorme desapego de la política que ya es comprobable en otros ámbitos y que Euskadi ha logrado eludir hasta el momento. En ese sentido, la coincidencia de PNV y PSE en el éxito del autogobierno emanado del Estatuto de Gernika -aun si está matizado por su incumplimiento- pero también en la necesidad de la actualización y profundización del mismo es una base más que suficiente para dar respuesta a la necesidad de autogobernarse más y mejor explicitada reiteradamente por la sociedad vasca. Y lo mismo sucede con la necesidad de aumentar los consensos ya establecidos en la consolidación de la paz y la normalización sin que nadie trate de sortear la admisión de los errores cometidos o el reconocimiento de la existencia de víctimas diversas de violencias que deben quedar definitivamente arrumbadas en Euskadi.