Hemos escrito muchas páginas y dedicado muchos minutos de radio y televisión a hablar de la crisis del PSOE, de la defenestración de Pedro Sánchez, de la carrera de fondo de Susana Díaz hacia Ferraz, incluso últimamente del papel que parece se le reserva a Patxi López en esta obra. Y aunque también han corrido ríos de tinta con las escaramuzas en Podemos -y las ha habido bastante cruentas, por el camino se han quedado figuras del calado de Juan Carlos Monedero y tengo la sensación de que, por ejemplo, en toda la polémica sobre el famoso piso de protección de Ramón Espinar hubo también toques de fuego amigo-, el duelo estratégico e ideológico entre Pablo Iglesias e Iñigo Errejón puede que esté marcando otro episodio memorable de la política española. Por tierra, mar y aire, que es tanto como decir en público, privado y redes sociales. Tengamos en cuenta que se ven las caras dos teóricos de la política aficionados a Juego de tronos, vamos, como si juntas en la misma habitación a un Stark y a un Lannister, por entendernos. Vistalegre II está llamado a ser el escenario en que dirimir esta disputa, tres años después de la fundación de Podemos y tras haber afrontado unas elecciones europeas, unas municipales y dos generales, amén de las correspondientes autonómicas.