Seguro que han visto la fotografía: Donald Trump y Nigel Farage posando con una sonrisa de oreja a oreja ante una puerta requetedorada en la Torre Trump, aunque bien podría ser algún ostentoso salón de un palacio de Abu Dhabi, por poner. Farage, líder histriónico del Brexit tras liderar el euroescepticismo más populista en el Parlamento Europeo, ostenta ya el título de primer político europeo recibido por el presidente electo estadounidense. La foto, sin duda, aventura tiempos oscuros y convulsos, pero después de ver algunos momentos de la gala de los American Music Awards, quizá también dé para amenizarlos con ironía y humor. Lo que se suele llamar reír por no llorar. Pues bien, en esta nueva manera de hacer política, no tengo claro que mejor pero bueno, Trump ha propuesto en Twitter que Farage sea el nuevo embajador del Reino Unido en EEUU. Que las injerencias públicas en la política de otro país, por muy presunto aliado que sea -aquí ya nada es lo que parece-, no te estropeen un buen colegueo por Twitter. A lo que Farage, que no pierde ripio, ha respondido “halagado”. En Downing Street se les ha debido de atragantar el té y un portavoz ha terciado:“No existe una vacante. Ya tenemos un excelente embajador en Estados Unidos”.