Hay historias que parecen de cachondeo, pero las acabas de leer y te dejan cierto poso de desasosiego, de tristeza. Resulta que en Shanghai el gigante sueco Ikea se ha topado con un problema en su cafetería. Al parecer, el lugar es punto de encuentro de ciudadanos de una edad ya madura que utilizan este entorno un par de días a la semana para buscar pareja. El hábitat parece el ideal: café gratis, el personal se lleva de casa su tentempié, y personas afines con las que relacionarse. El asunto se empieza a complicar cuando los corazones solitarios a la búsqueda de su media naranja se atrincheran en el local durante horas sin apenas consumir y provocando las quejas de clientes que no pueden hacer uso de las instalaciones. Así que el gigante sueco tomó una determinación para hacer frente, atentos, al “grupo ilegal de emparejamiento”: la campaña Sin alimento no hay asiento. En la crónica que publica El Mundo se recoge un testimonio de un hombre de 86 años, al parecer activista de este grupo ilegal: “Hemos estado en McDonalds y KFC, pero apenas hay compañeros allí, nos sentimos extraterrestres, todo rodeados de jóvenes”. Viene a la mente lo de redecora tu vida y no es país para viejos, pero al final, ya digo, quizá la anécdota es un síntoma de la soledad creciente en nuestra sociedad.