Los actos conmemorativos del 80 aniversario de la constitución, en plena guerra civil, del primer Gobierno Vasco y de la jura del cargo de lehendakari por parte de José Antonio Aguirre, celebrados ayer en Gernika con amplia y plural presencia institucional, sirvieron, tanto de manera simbólica como efectiva, para poner de manifiesto y reivindicar tanto la figura del primer presidente de Euskadi como los principios y valores que inspiró y de los que impregnó a todo su ejecutivo durante toda su existencia incluido el exilio, un espíritu que aun hoy se mantiene en pleno vigor. No cabe duda de que Aguirre fue y sigue siendo un referente político de primer orden no solo en Euskadi, sino a nivel internacional, y también un modelo intelectual ético y profundamente humanista de actuación. La radical pluralidad de su gobierno -compuesto por nacionalistas, republicanos, socialistas y comunistas-, la extraordinaria fidelidad con que actuó todo el ejecutivo, las dramáticas circunstancias históricas en que se desarrolló y los principios de autogobierno y justicia social en que se basó su política en las peores circunstancias posibles continúan siendo un admirable ejemplo para Euskadi y para el mundo. Así lo puso de manifiesto ayer en Gernika, en el mismo lugar en que juró Aguirre “en pie sobre la tierra vasca”, el actual lehendakari -ahora en funciones- Iñigo Urkullu, quien remarcó que el diálogo y el acuerdo entre diferentes tal y como lo practicaron aquellos pioneros del autogobierno vasco sigue siendo “tan necesario hoy en Euskadi como entonces”. Hoy, evidentemente, los retos son otros. Entonces, la lucha contra el fascismo y la barbarie y contra el intento de cercenar los derechos políticos y sociales del pueblo vasco unió a todos los demócratas tras la inmensa figura de José Antonio Aguirre. En estos momentos, Euskadi se enfrenta a desafíos menos trágicos pero que precisan de diálogo y grandes acuerdos para afrontarlos con garantías. No se trata ya de conformar un gobierno de concentración, sino de mantener el espíritu de colaboración y acuerdo en favor de los valores universales que inspiraron a Aguirre, sus consejeros y el propio pueblo vasco en pos del entendimiento y de la convivencia en paz, con respeto escrupuloso de los derechos humanos, con compromiso, lealtad y solidaridad y en defensa del mayor autogobierno. Katea ez da eten.