Siendo francos, sería difícil elegir en la cornucopia ibérica de aspirantes a integrar el elenco de personajes berlanguianos, modo La escopeta nacional. Ahora, una seria aspirante es, sin duda, Rita Barberá. La exalcaldesa de Valencia es, sobre todo, una superviviente. Hasta ahora, mal que bien, sobrevive a todo, a los bolsos Vuitton que son “un regalo normal”, a gürteles y nóoses, a taulas, hasta a su propio leaks, el Ritaleaks. No sé si Luisséfuerte fue fuerte, pero Barberá es una auténtica roca. Y ahí la tenemos, de senadora. El martes volvió a nuestras vidas, en la constitución de la Mesa del Senado. Se podrá decir muchas cosas de Rita Barberá, pero no negaremos que es una auténtica mina de titulares. Titular real de ese día: “Estoy deseando llegar a Valencia para meterme en la cama”. Barberá hablaba con algunos compañeros de escaño, lamentándose de que apenas había dormido porque se había levantado para ir a Madrid “a las 4 menos 20 y hasta ahora”. Hay que tener presencia de ánimo o lo que sea para seguir como senadora -lo es por designación autonómica- y presentarse en la Cámara para ser el centro de miradas y flashes con lo que ha llovido. Para, además, decir este tipo de cosas sabiendo que todos te observan, no sé qué hay que tener.
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