te encuentras a lo largo de la vida con algunas personas sin escrúpulos, básicamente egoístas, que se anteponen a sí mismas hasta el punto de perder de vista los valores humanos elementales, hasta el punto de despreciar al prójimo de tal manera que ya no hay marcha atrás en su actitud. Por supuesto, estas personas no se consideran malas o crueles, más bien van construyéndose arquetipos mentales de tal modo que la única conclusión posible sea que no les queda otro remedio que actuar de esa manera. Bien porque aunque perjudiquen a otros les merece la pena en la creencia de estar protegiéndose a sí mismos o a sus seres más queridos, bien porque el interés de la mayoría está por encima de las individualidades, bien porque los afectados no han sabido entender sus razones y llega un momento en que se merecen todo lo que les pase porque no aceptan su particular, y por supuesto justo, modo de entender las cosas. Ese tipo de gente va distorsionando su perspectiva de la realidad hasta retorcerla de tal manera que ya no hay vuelta atrás. Una vez que han conseguido lo que querían tampoco paran, siempre quieren más. La rueda sigue girando pero a veces cambia de dirección. Entonces se van quedando aisladas, anegadas por una progresiva sensación de incomprensión...