Un año más el Circo Mundial, en su tradicional presencia con motivo de las fiestas de la Virgen Blanca, se verá obligado a dejar todos sus animales, incluidos los caballos, en casa. En un acto de coherencia ideológica, si se sigue llevando a cabo esta medida de prohibición del uso de cualquier animal en los circos, debería ir aparejada de la prohibición del uso de animales en cualquier acto público, lo que daría como resultado: acabar con toda representación histórica que simule y recree con fidelidad los hechos que se narren y en los que en muchos de ellos los animales fueron protagonistas; fin de las corridas de toros; adiós a los espectáculos de doma caballar, las justas medievales y cualquier actividad con animales en el mercado medieval; acabaríamos con la exhibición de animales en deportes rurales, adiós al paseo de bueyes acompañando a Olentzero y los caballos de la cabalgata de Reyes.

Participo de toda acción y medida que evite el maltrato, no el uso, convivencia o trabajo con animales. Yo quiero que Vitoria-Gasteiz abra las puertas al circo con animales, y a las instituciones les exijo como contribuyente y votante que garanticen las condiciones para que las personas y animales del circo puedan desarrollar su actividad con seguridad y garantía. Y luego el que quiera que vaya al Circo y el que no, que no vaya. Eso es libertad para elegir.