No es cuestionable que los datos del paro registrado en mayo hechos públicos por el Ministerio de Empleo muestran un cariz positivo. Las grandes cifras son nítidas: 119.768 parados menos en el Estado que en abril, un total de 3.891.403 parados, por primera vez en seis años (desde verano de 2010) por debajo de los cuatro millones; 198.004 afiliados más a la Seguridad Social para un total de 17.661.840 cotizantes, a casi 2,28 por cada pensionista; 440.529 empleos creados en el último año... Euskadi, por su parte, mantiene la tendencia que le viene situando hace tiempo en mejor situación aún: 4.548 parados menos para 148.013, casi un 3% menos que en abril y una tasa que ya apunta a caer por debajo del 14% tras cuatro meses consecutivos de descenso en la cifra de desempleados; y 5.928 afiliados más a la Seguridad Social, diecisiete mil más que en mayo del pasado año. Es decir, la recuperación económica que ya se constata más que se intuye en los principales sectores de actividad, también tiene traslado al capítulo del empleo. Ahora bien, tampoco es cuestionable que una vez constatada la mejoría en las cifras de desempleo registrado y de afiliación a la Seguridad Social sea preciso matizarlas con su circunstancia, situarlas en coyuntura. Que el número de cotizantes haya subido en el Estado un 2,56%, por positivo que sea, no debe esconder que ese crecimiento se ralentiza, dado que hace un año crecía un 3,57% y en enero lo hacía un 3,1%. Y que se hayan creado 440.529 nuevos empleos en el último año, tampoco oculta que el año anterior habían sido 592.937 (152.408 más). Que haya sido el mejor mayo de los últimos 20 años no borra que en todos y cada uno de esos mayos (salvo el de 2008), también en plena crisis, se creara empleo y que fuese y sea así por el inicio de la temporada de verano, que en esta ocasión se deja notar especialmente: 72.137 de los 198.004 nuevos cotizantes (más de 1 de cada 3), son contratos de hostelería. Y que de los 1.748.449 contratos firmados, 1.602.689 (91,7%) sean temporales abunda en la sensación de precariedad tanto de esos trabajos como de la mejora general del empleo. Lo mismo que el hecho de que esta vez sean los menores de 25 años quienes más han reducido (-12,4%) la tasa interanual de desocupados. Todo es aún relativo. Si por intereses meramente electorales hay quien pretende extrapolar los datos sacándolos de su justo término, no estará colaborando en la mejoría.