Por fin los políticos de Vitoria se meten en harina para poner en marcha la ponencia de fiscalidad que, como tantos otros asuntos de la ciudad, acumula retrasos. Pese al rimbombante nombre, consiste básicamente en un grupo de trabajo para analizar qué servicios de los que presta el Ayuntamiento son mas que deficitarios, muy deficitarios y cuánto dinero cuestan al erario público para, a renglón seguido, encarecerlos, que es lo que en definitiva se espera que ocurra. La noticia sería que los abaratasen. Pues si hay que pagar más, se paga, que diría uno de Bilbao. La duda está en saber si se va a pagar más por lo mismo o los ciudadanos van a disfrutar de mejores servicios a cambio de rascarse el bolsillo. Supongamos que el billete de autobús urbano sube porque los ingresos de Tuvisa no dan para cubrir los gastos, porque en Vitoria el transporte público es más barato que en las ciudades del entorno o porque... etc, etc. ¿Podrá entonces el ciudadano de a pie regresar a casa en urbano más allá de las diez, diez y media de la noche como en las ciudades del entorno? ¿Llegará a tiempo de coger el tren cuando el motor del bus se niegue a arrancar a su hora de salida? ¿Montará con el cochecito del niño en el primer bus que pase o se quedará tirado en la parada hasta otra subida del precio del billete?