La presentación por Pablo Iglesias de una contraoferta de Podemos a la propuesta del secretario general y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, para la consecución de un acuerdo de gobierno entre ambos partidos e Izquierda Unida debe analizarse tanto en cuanto a su contenido como en cuanto a su formato, condiciones y momento en que se realiza. En primer lugar, cabe resaltar que la propuesta enumera las pretensiones programáticas de Podemos y presenta una concreción y elaboración de las mismas muy superiores a las de la que presentó Pedro Sánchez. Pero precisamente por esa concreción cabría entenderla tanto como una propuesta sobre la que negociar, es decir, de máximos; o como un compendio de condiciones, es decir, de mínimos, que Iglesias pone al PSOE para poder armar un acuerdo. Si se trata de lo primero e Iglesias realmente pretendería alcanzar un “gobierno de cambio” a partir de conjugar esa propuesta con la de los socialistas, ese hipotético acuerdo haría notorias las concesiones y renuncias de Podemos, lo que no se antoja un objetivo probable, ni deseable, ya que acabaría evidenciando el sacrificio de aspectos programáticos relevantes por entrar en el gobierno. Si se trata de lo segundo, dado que sería imposible alcanzar un acuerdo con el PSOE en esos términos e Iglesias lo sabe, Podemos podrá alardear de claridad, hasta transparencia, manejar la propuesta como si fuese de máximos e incluso utilizarla como programa para una inmediata cita electoral en la que trataría de aprovecharse tanto de la incapacidad del PSOE para articular un acuerdo para el cambio como de la descomposición del PP, agudizada tras los últimos escándalos de corrupción. Que la propuesta recupere la rotundidad respecto a la plurinacionalidad del Estado y el referéndum catalán, que haya sido hecha pública en su integridad y detalle por Iglesias, que esto se realice justo después de que se diera a conocer el 2 de marzo como fecha del Pleno de investidura y por tanto tope de la negociación, cuando PSOE e IU parecen cerca de colaborar, y que vaya a ser presentada a todos los partidos, incluido Ciudadanos, respaldan esta posibilidad que, en todo caso, pondría a Sánchez ante la alternativa de pactar con Albert Rivera y lograr la abstención del PP. Y aun esto daría a Podemos el liderazgo de la oposición ante la opinión pública para una legislatura que se adivinaría corta.