El conjunto de la izquierda abertzale se encuentra en pleno proceso de reflexión interna en el que busca la actualización de sus objetivos, la adecuación de sus estrategias y la adaptación de sus estructuras y formas de actuación. Aunque esta reflexión lleva tiempo aflorando como una de las grandes necesidades tanto en EH Bildu como en Sortu y demás organizaciones integradas o no en la coalición electoral, lo cierto es que los malos resultados de los últimos comicios -tras los éxitos anteriores, en municipales y forales- y la amplitud y relevancia de las duras críticas internas de parte de la militancia han precipitado y acelerado el debate, sobre todo ante la cercanía de las próximas elecciones al Parlamento Vasco y la necesidad de la izquierda abertzale de acudir a las mismas con un mensaje y un proyecto renovados. EH Bildu ha visto cómo el 20-D su oferta ha sido superada de cabo a rabo, tanto por el PNV desde la vertiente abertzale como por Podemos desde la perspectiva de izquierdas, lo que ha generado la alarma respecto a la progresiva desafección de la ciudadanía hacia su proyecto político y social. Ante esta realidad, la izquierda aber-tzale ha decidido sentarse en el diván y abordar una reflexión triple en el seno de este sector tradicional, en EH Bildu como instrumento o marca electoral y en Sortu como partido. De momento, ya se ha puesto en marcha el proceso Abian, que, seis años después, busca actualizar la resolución Zutik Euskal Herria, punto de partida de la nueva estrategia alejada de la violencia de ETA. Posteriormente, tendrá lugar el congreso extraordinario de Sortu, el primero tras el constituyente, y se tomará la decisión sobre el futuro de EH Bildu, si bien en el documento base de Abian ya se adelanta la intención de que la actual coalición dé paso a un “frente amplio” con una “dirección colectiva”. En realidad, Abian no es sino la readecuación de una estrategia fracasada tanto interna como externamente. Si bien el texto base hace alguna autocrítica, ésta más bien parece un mero artificio para sortear las duras críticas internas y no cuestiona una estrategia histórica fallida llevada a cabo a rebufo de ETA y que solo ha generado sufrimiento y frustración. En definitiva, ahora la izquierda abertzale apuesta por un “proceso popular independentista” pero cuyas bases ha ido históricamente destruyendo.