La actuación judicial sobre el tema titiriteros se puede interpretar como un hecho inquisitorial. Si bien debía tener otro público y por tanto se puede achacar a un fallo organizativo, los hechos a posteriori nos retrotraen a la noche de los tiempos en los que la libertad de expresión estaba cercenada por leyes fascistas y aplicadas por jueces que habían acatado o jurado los principios del Movimiento.

El formato aplicado a estos titiriteros, detención y posterior encarcelamiento sin fianza, es la sombra fatídica del fascismo. Acciones como esta nos recuerdan tiempos (1977) en los que ciertos jueces mandaban a la cárcel a cómicos por representar obras como La Torna. Esta realidad inquisitorial comienza con un primer acto de ficción en el que el grupo de titiriteros representa una obra en Madrid. Sin acabar el primer acto, surge el segundo en el que intervienen los poderes del Estado (policía, jueces....). Curiosamente, ya no es ficción, es real. Aquí aparecen otros actores de fino talante liberal que, aprovechando el fallo organizativo, hacen fuego contra las políticas del Ayuntamiento de Madrid. Se detiene a los cómicos, a los títeres, al teatrillo..., todos a la cárcel. Parece ser que algún actor de este segundo acto tiene papel de policía y juez. Después del segundo acto aparecerá el tercero. No sé si será real o de ficción, pero probablemente será un juicio. No me atrevo a posicionarme si será por lo civil o lo militar ya que la realidad en este caso está cerca de la ficción.