El acuerdo alcanzado entre EAJ/PNV y EH Bildu para la entrada de esta última formación en Eudel y la actualización de la Asociación de Municipios Vascos abre una nueva época en el municipalismo en Euskadi, pone fin a las históricas resistencias de la izquierda abertzale a incluir su relevante representación municipal a través del cauce institucional normalizado y entorna la puerta por la que debe discurrir la aprobación de la futura Ley Municipal, cuya ponencia se retoma pasado mañana en el Parlamento Vasco. Cierto es que, respecto a esa ley, aún persisten las diferencias entre las dos formaciones en cuanto a la financiación y la presencia municipal en el Consejo Vasco de Finanzas, pero no lo es menos que en el aspecto de la financiación ya se ha llegado a un punto en común en el acuerdo de Eudel y que las diferentes posiciones parecen haberse acercado a través de la discusión de las enmiendas parciales presentadas por EH Bildu. Y, en todo caso, la entrada de los 77 municipios gobernados por la formación de la izquierda abertzale (de un total de 251 en la Comunidad Autónoma Vasca) consolida a la Asociación de Municipios Vascos, completa la pluralidad política de la misma y acaba con una anomalía institucional heredada de un tiempo agrio en las relaciones políticas, por suerte ya pretérito, tras un proceso de conversaciones que se inició nada menos que en 2011 y que por fin ahora culmina. La composición de Eudel, a partir de la modificación de sus estatutos y la entrada de EH Bildu, reflejará fielmente la realidad municipal vasca, que presenta a más del 80% de los ayuntamientos gobernados por fuerzas nacionalistas, pero lo hará sin hacer dejación de la pluralidad política que ahora presentan sus órganos directivos, en los que seguirán representados todas y cada una de las principales fuerzas políticas de nuestro país. Y es en este último aspecto, en el de la presencia de todos los partidos, así como en la evidencia de que los acuerdos entre formaciones diferentes pueden hacerse realidad aun si estas aspiran a liderar la representación de un mismo espectro sociológico y electoral, en el que el acuerdo entre la formación jeltzale y EH Bildu adquiere, si cabe, mayor relevancia dado que confirma la entrada de la política vasca en un nuevo estadio de diálogo y entendimiento.