No sé si eres el mismo que intentó ocultar la placa de este diario que luce en el exterior del portal con unas pegatinas más bien feas y muy rojigualdas. Si lo eres, te dediqué unas líneas en este mismo espacio hace ya varios días, mentecato, y ya te dije que si querías ganar prosélitos para tu causa, debías buscar en otra parte. Si no lo eres, las siguientes líneas te igualarán con el botarate del yugo, las flechas y el pobre diseño pegatinero. A ver, lumbrera, ¿en qué momento has llegado a pensar que dejando una nota en la mezquita de Ariznabarra ibas a lograr algo más allá de retratar tu estulticia? Y puestos a lanzar un mensaje racista como el tuyo, majadero, al menos podrías haber cuidado la escritura: no es “marcharos”, sino “marchaos”; y no es “esesinos”, sino “asesinos”. Te diré, lerdo ignorante, que el contenido de este texto que estás leyendo, lo cual ya es un esforzado suponer, sería el mismo si en lugar de molestar con tus memeces a los fieles de una mezquita hubieras elegido como objetivo a los de una parroquia católica, una pagoda o cualquier otro lugar de culto. Y vuelvo al comienzo, porque en el fondo deseo que seas la misma persona que decoró fascistamente la placa de DNA; así habría un lelo menos en esta ciudad, y todos saldríamos ganando.
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