por si a alguien le quedaba alguna duda, que según dicen las encuestas parece que sí, a Rajoy y su PP solo le mueven los cálculos electorales. Pasó en su día con los vascos -a los que desde hace tiempo ningunea- y ahora ocurre algo parecido con los catalanes. Todo vale con tal de arañar votos en el resto del Estado, le da lo mismo crispar hasta la exageración, que es época electoral y ya se templarán los ánimos, o no, una vez que el poder esté amarrado. El todavía presidente del Gobierno no ha dudado en viajar a Barcelona para amenazar a los independentistas con las medidas que sean necesarias para abortar cualquier intento de alterar la una y grande en la que tan cómodos viven algunos, básicamente los amiguetes del orden establecido. Lo peor no es la incapacidad de Rajoy para enfrentarse a los problemas con ánimo de solucionarlos, sino que parece encantado con el enquistamiento para aparecerse ante sus votantes como el salvaguarda de la patria. Le dan lo mismo la gente y sus problemas, solo le interesan sus votos cada cuatro años. Así ha gestionado la economía durante la legislatura que ahora se acaba, así ha intentado sortear la corrupción, así mentirá de nuevo lo que sea necesario para aferrarse al poder, convencido como está de que ha sido enviado para salvarnos.