barómetro catalán. Los independentistas ganan terreno a los españolistas. Después de las elecciones, y con todo el girigay que están montando Artur Mas y Mariano Rajoy , los catalanes responden que están cada vez más lejos de España y que no se arrepienten de lo votado hace menos de un mes. Al contrario. Todo esto ya se lo podían imaginar el aún presidente del Gobierno y el rey, que hasta Felipe ha abierto la boca para defender el orden, o sea, la perpetuación de su linaje. Si hubiera un referéndum ahora, el no a la independencia ganaría por un pírrico punto al sí. Hace seis meses, la distancia era de siete puntos. Si se repitieran las elecciones, el bloque compuesto por Junts pel Sí y la CUP -que sube el que más- aglutinaría el 51% de los votos, cinco puntos más que la suma de todos los partidos constitucionalistas. Y eso a pesar de toda la propaganda mediática y la aquiescencia del PSOE y Ciudadanos, abducidos por el frente judicializador del procés. Pero no se engañen, todos saben a qué juegan. La lectura del PP y su séquito es que los catalanes son cada vez más gilipollas. Creen que así despistarán a los españoles de sus problemas reales con vistas a las elecciones del 20-D. En el otro lado, Mas y su huida de la corrupción que le atosiga. En el fondo no es más que un juego a nuestra costa. Y que nos zurzan.
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