los datos del paro correspondientes al mes de octubre facilitados ayer por el Ministerio de Empleo dibujan la distinta realidad del mercado de trabajo en Euskadi y en el Estado. Si en nuestro país la reducción del paro es contenida (832 desempleados menos) pero apreciable para un mes tradicionalmente difícil, en el Estado, con 82.237 desempleados más (hasta llegar a 4.176.369) y una caída de las contrataciones (35.132 menos que en setiembre), la tendencia negativa se consolida por tercer mes consecutivo y desdice las previsiones económicas pretendidas por el Gobierno de Mariano Rajoy de cara a las elecciones generales del 20-D, lo que demuestra que la mayor parte del trabajo en el ámbito de la creación de empleo está aún sin hacer. Además, los motivos de preocupación aumentan a poco que se analicen con detenimiento los detalles. Por ejemplo, que el desempleo sólo se ha reducido en un sector, el de la construcción; que tanto en el caso de contratos indefinidos -que sólo suponen el 8% del total- como en el de los temporales crecen los firmados a tiempo parcial y caen los de tiempo completo; o que sectores tradicionalmente estables como la sanidad o la educación han perdido en los últimos meses más de 70.000 empleos, prueba palpable de la irrupción de la temporalidad y la estacionalidad. Es decir, que además de aumentar el desempleo, en el Estado también aumenta la temporalidad y la precarización de los puestos de trabajo. Y aun si esto último pudiera ser trasladable hasta cierto punto a Euskadi -donde sólo 5.890 de los 86.094 contratos firmados en octubre son indefinidos- también puede adivinarse un cambio de tendencia en este aspecto en el mercado laboral vasco, toda vez que los contratos indefinidos han crecido un 5% respecto a octubre de 2014 y los temporales, apenas un 3%. Es decir, el contraste con el Estado puede ser aún limitado pero es evidente. No en vano, Euskadi registra por vigesimotercer mes consecutivo tasas negativas de desempleo y el número de cotizantes a la Seguridad Social ha vuelto a superar los 900.000 ocho años después. Todo ello sin ocultar que todavía queda también aquí mucho por hacer por cuanto que el paro afecta aún a 154.599 vascos, con la gravedad añadida de su larga duración, que deja sin posibilidad de prestación a nada menos que al 39% de los desempleados.