algún dirigente del PP vuelve ahora al aldeanismo de criticar que las instituciones alavesas nombren a cargos vizcaínos. Según el vigente censo, y como consecuencia de la evolución demográfica que esta ciudad ha vivido desde su industrialización, la mitad de los vitorianos procedemos de fuera. Eso nos condena a la inhabilitación para el ejercicio público. Pero hay más. Entre la otra mitad que queda, hay muchos que, pese a ser vitorianos de toda la vida, se empeñan en hablar euskera. Es sabido que para los dirigentes del PP son morralla batasuna. Eso ya reduce los ciudadanos hábiles aproximadamente a una tercera parte de los alaveses. Habrá que restar también a los jeltzales autóctonos y erdaldunes, de quienes Javier de Andrés no se cansa de repetir que no pueden defender los intereses de Álava por estar supeditados al Gobierno vasco, al bizkaitarrismo o al Athletic. Por motivos obvios, tendríamos que descartar también a magrebíes, menores de edad, jóvenes que han salido a estudiar o trabajar fuera o a los que han ido a medrar a Madrid. Total, que los escasos alaveses dignos de ostentar cargos en la administración cabrían en un despacho de la sede del PP. Y aun así no todos, pues seguro que alguno incurriría en incompatibilidad con su actividad empresarial privada.
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