Me parece estupendo que el nuevo alcalde haya decidido retomar el debate sobre el tránsito de bicicletas por el centro de Gasteiz. Siempre he pensado que con un poco de educación y respeto y un mucho de sentido común, podemos perfectamente convivir ciclistas y peatones en las zonas comunes sin necesidad de multas ni de pasos regulados. Porque no creo que exista problema alguno con los bicicleteros, entre los que me incluyo, sino personas que se comportan como búfalos vayan sobre dos pies, dos tubulares o cuatro ruedas. Voy a poner dos ejemplos de estos últimos días, todos in itinere. En uno de los pasos de cebra del bidegorri de la Avenida de Gasteiz, escenario de estos sucedidos, frené la bici para dejar pasar a dos ancianas. Por mi izquierda sentí el aire de un chaval que me adelantó como alma que lleva el diablo, Cipollini parecía, y movió los peinados de las dos señoras que ya habían empezado a atravesar el paso de cebra. Una de ellas gritó e insultó, con razón. En otra ocasión, vi de lejos a un niño de unos 3 años sobre una motito de plástico por el bidegorri. Para adelantar, había que elegir. Elegí por la derecha, y por la derecha se movieron moto y bebé. Casi besamos el suelo. La madre sonrió y pidió perdón, pero le faltaban educación, respeto y sentido común, como al chaval velocista.