Así, tenemos en los supermercados -con nula sensibilidad con el producto local- guindillas tipo Ibarra producidas en China y envasadas en Calahorra pero bajo el nombre de Gurutxe, pimientos verdes tipo Gernika producidos en Marruecos pero bajo el nombre de Izarra o unas pastas caseras con el nombre de Txindoki producidas en Ávila.

La OCU ha lanzado la campaña #etiquetastrampa para que los consumidores divulguen en las redes sociales aquellos productos cuyo etiquetado induce a error por utilizar términos no apropiados u ocultar información y exige a la administración que la letra pequeña tenga un mínimo de 3 milímetros frente a los actuales 1,2.

Esta organización expone los casos de varios productos como el jamón cocido que es fiambre, la crema de bogavante que sólo contiene un 0,5% de este producto o el yogur líquido de Danone sabor fresa que no tiene ni un gramo de fresa.

Algo similar ocurrió en Alemania cuando una asociación de consumidores denunció a la empresa Teekanne por comercializar una infusión de frutas denominada Felix aventura frambuesa-vainilla cuyo envase incluye imágenes y menciones a estos productos naturales, pero en la lista de ingredientes se comprueba que no es así. En este caso, el Tribunal europeo dictaminó que el etiquetado de un producto alimentario no debe inducir a error al consumidor sugiriendo la presencia de un ingrediente cuando en realidad no lo contiene.