mañana culminará la salida a Bolsa de la compañía telefónica vasca Euskaltel, que tanto ha dado que hablar estos días, sobre todo a raíz de que se desvelara la jugosa gratificación que iban a recibir los directivos que han liderado la empresa en su última etapa. Una vez se haya realizado su venta, la composición de los órganos ejecutivos y de representación de Euskaltel va a tener cambios importantes. Kutxabank reducirá su presencia hasta el 30% del capital y se supone que mantendrá su posición de referencia, mientras que el resto pasará a ser propiedad de los inversores institucionales que presenten las mejores ofertas. Será el final del último capítulo conocido de la histora de la operadora telefónica vasca, que comenzó cuando Kutxabank -que en el proceso de fusión de las cajas vascas se había arrogado todas las participaciones industriales que BBK, Kutxa y Vital poseían- decidió deshacerse de una parte importante de la propiedad de Euskaltel con el fin de hacer caja y negoció la incorporación de dos fondos de inversión al accionariado de la empresa, que fue valorada en 400 millones de euros. Los cálculos más optimistas anticipan ahorá que se triplicará el valor que se le adjudicó a Euskaltel en 2012 y que los fondos que entraron en ella multiplicarán por tres su inversión inicial. Sería de agradecer que alguien pueda dar una explicación al respecto, pues no es fácil de entender semejante revalorización en una compañía que no ha visto evolucionar en la misma proporción los indicadores principales de su actividad y negocio. A falta de una explicación, de lo que no cabe duda es del resultado espectacular que han obtenido los fondos de inversión que llegaron a Euskaltel con el único fin de obtener una rentabilidad rápida y elevada, de que sus ejecutivos han obtenido un pingüe beneficio y de que el banco vasco obtendrá un ingreso extraordinario, no vinculado a su actividad de negocio, que le permitirá una vez más mejorar su resultado. Queda por ver en manos de quién quedará el capital que sale mañana a Bolsa, así como la evolución que su cotización vaya a tener y la forma en que se reorganizarán los órganos de gobierno de acuerdo a la nueva propiedad. De ellos dependerán el proyecto estratégico y el modelo de negocio que desarrollará Euskaltel en el futuro.