Ya está. Tenemos estación de autobuses. Es nueva y funciona, que es lo que suele ocurrir con las estaciones de autobuses. Dejo caer, sin ánimo de ofender, la percepción de que en general se ha perdido el oremus con la dichosa terminal, convertida para numerosos gasteiztarras en objeto de visita y admiración, cuando se trata de una estación de autobuses: ni museo ni puente ni edificio singular: una estación, ni más ni menos. Dicho esto, considero que los responsables de la cosa en movimiento, del transporte ligado a la nueva terminal, se han equivocado al mantener paradas de autobuses en diversos puntos de la ciudad. No creo que esa decisión case de ninguna manera con el ánimo green y sostenible, siempre sostenible, que singulariza nuestra ciudad. Se trata más bien, creo yo, de no discutir, de intentar contentar a todos. Porque las conexiones que ofrece la nueva estación con el resto de la ciudad son múltiples: línea 8 por la Avenida de Gasteiz hacia la zona universitaria; tranvía cada 7 minutos en Honduras hacia Angulema; línea 4, Lakua-Mariturri, que va por la calle Francia; línea 2, periférica hacia el Este o el Oeste, a elegir; y también se puede pillar un taxi, caminar o usar la bici, que hay un montón de sitios donde dejarla en la estación. ¿No lo ven así?