Ayer descubrí que Mariano Rajoy es vecino de la Abeja Maya. Probablemente no se castigaron con el primer mitin de relumbrón de la campaña electoral, multilateral pero sin concurso de las némesis de quienes sí estuvieron: ya saben, Podemos y Ciudadanos, según parece en las encuestas, ya veremos. Y hablo de la campaña electoral de fin de año, no de la de mayo, en esa ya llevamos un tiempecito. Por si prefirieron soslayar esa especie de Cincuenta sombras de Grey político -por lo del sado-masoquismo, se entiende- que debe de ser lo de prestar atención -aunque sea por un rato- al Debate sobre el Estado de la Nación, les resumo el mensaje de nuestro presidente: vivimos en un país multicolor. ¡Tachán! Ustedes no lo saben, pero España va bien. En algún momento pensé si no estamos tardando en solicitar su beatificación por la vía rápida, ti-ta. Qué hombre, que no necesita abuela, se lo dice él todo todito. ¿Despistados? Que nos ha salvado de la crisis, ay; que nos salvado del rescate, ejem; que ha salvado el Estado del Bienestar, la Sanidad, la Educación, las pensiones y tal, ejem, ejem; que está creando empleo a espuertas... que me ahogo. En un país multicolor... No hay noticia de que al final de la sesión, como en Los Serrano, Rajoy despertara y descubriera que su discurso fue un sueño.