La última es una mujer con dos niños pequeños. La ciudad, da igual. No es Gasteiz ni otra población alavesa. Así que si quiere, puede pensar aquello de que a partir de aquí le da igual. Aunque seguro que en las últimas horas la lista se ha incrementado. En este caso, una ex caja reconvertida en banco rescatada con miles de millones de euros públicos se pone manos a la obra, una Justicia que tantos miramientos tiene para algunas cosas se muestra ahora implacable, una Policía que deja por un momento de proteger ultras en un campo de fútbol pilla el material antidisturbios porque los niños tienen 8 y 4 años, y claro, hay peligro. Es un desahucio más. Esperando hay gente, sí, pero mucha menos que en años anteriores. Las leyes aprobadas para ir contra los ciudadanos que protestan surten su efecto. También que los medios de comunicación están más preocupados en saber a qué huelen las nubes. Así que nada se puede hacer. Otra casa que se queda vacía en manos de una entidad financiera que no sabe qué hacer con ella. Y así casi cada día en cada rincón. Pero los políticos están con sus cosas de políticos, con sus listas, con sus corrupciones, con sus superficialidades... Saben que, no haciendo nada, hay mucha gente que les vota y les aplaude. Así nos va.
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