Sí, tampoco es cuestión de ponernos hipócritas. Si nos olvidamos de los que están en casa, en la puerta de al lado, qué decir de los que son de aquí pero hace tiempo que marcharon, en algunos casos muy lejos, para intentar ganarse la vida en eso que es la cultura, tan despreciada y odiada. Ahora, y para muestra las redes sociales, son muchos los que se acuerdan de Karra Elejalde tras conseguir su segundo Goya. De los años de: “ése me da igual, total ¿no vive en Cataluña?” nadie se acuerda. Cosas peores ha escuchado uno. Como a un alcalde de Vitoria sobre Unax Ugalde: “que se quede en Madrid y le aproveche”. Dentro y fuera del Estado, haciendo un repaso casi a la ligera, salen nombres como Damián Muñoz (al pobre no le hizo caso casi nadie en su tierra cuando ganó el Max a la mejor interpretación de danza), Juanjo Mena, Alfonso Gómez, Pablo Martín Caminero, Aiara Iturrioz, Pilar Gil, Antonio Oyarzábal, Sandra Maturana, Diego Martín Etxebarria, Ainhoa Santamaría (muy triste que algún político con mando en plaza cultural se enterase que ella era de Vitoria sólo a raíz de la serie Isabel), Mikel Izal, Unax Mendia, Fernando Albizu... y tantos otros de los que sólo hablan algunos cuando hay algún premio o nominación de por medio.