Sally Kreige es Miss Líbano, ya ven. Y Doron Matalon, Miss Israel, qué cosas pasan. Hasta aquí, sin novedad en el frente, lo que ya es mucho decir teniendo en cuenta que hemos colocado en frases sucesivas a Israel y Líbano y que, confieso, no deja de sorprenderme que pervivan estas cosas de misses, desfiles con el ropero de la Nancy -literal, acabo de ver una foto a Miss España emulando a Isabel la Católica, con corona y todo- y la paz mundial. El tema, en cualquier caso, no es ése. Es que se ha liado parda porque Matalon subió a Instagram un selfi con Kreige y las misses de Japón y Eslovenia. Y a la libanesa le han dado hasta en el DNI 3.0 por hacerse una foto con la israelí y, en vista de cómo se estaba poniendo el asunto -amenazas personales incluidas o reflexiones tan reflexivas como que Kreige no debería representar a Líbano en el certamen para “salvar el honor de la patria”-, Kreige salió a la palestra para aclarar que Matalon les hizo un pequeño Nicolás. Y claro, la israelí, ofendida, se lamentó en las redes sociales de la poca diplomacia de la libanesa -joder con la paz mundial-. Y un movimiento solidario-reivindicativo recorrió la comunidad internacional de misses para apoyar a Matalon vía selfis, incluido uno con la francesa y un cartel de Je suis Charlie, alegría alegría. Qué mundo señores.
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