Gracias don Javier Rodríguez -don, que es usted muy de derechas- por dejar vivir a Teresa Romero y librarnos del ébola a todos los demás. Esa respuesta que usted esperaba se ha convertido, afortunadamente aunque tarde, en un “a la puta calle” porque hay ciertos grados de chulería y estupidez que no se les pueden aguantar ni siquiera a usted. Mire por dónde, resulta que las dos máximas autoridades sanitarias que ocupaban poltronas cuando se desató la crisis del ébola, usted y Ana Mato, están ya destituidos. Algo habrán hecho mal, quizá, y por eso se han tenido que ir a casa. Eso sí, una con la conciencia muy tranquila -la mujer florero que no se enteraba de lo que hacía su marido- y usted ufano, rechoncho y con la vida resuelta, que ya se encargó de restregárnoslo por la cara cuando arreciaban las críticas hace unas semanas. Más cosas de ayer mismo, que cada día es un sindiós. Rodrigo Rato mintió con la cuentas de Bankia. Y el actual responsable, José Ignacio Goirigolzarri, tampoco las cuadró como debía. Más mentiras, más dinero público tirado a la basura o, peor, desviado a tarjetas black de gente que aún sigue en libertad. Y uno de los líderes del nuevo régimen, Iñigo Errejón, investigado por hacer trampas en la Universidad de Málaga. 1.825 euros al mes en suspenso... En fin.