La prensa recoge hoy la noticia de que un chófer de Tuvisa decidió prohibir el acceso a una mujer que iba cubierta con un burka. La concejal Idoia Garmendia ha reunido al consejo de la empresa municipal para esclarecer lo ocurrido y le ha pedido explicaciones al conductor. El Ayuntamiento señala que el reglamento del servicio no especifica nada en cuanto a la vestimenta de los usuarios. El chófer, a título particular, está recogiendo firmas para prohibir el acceso a los urbanos a mujeres con el rostro cubierto y desata una nueva tormenta sobre la inmigración en la ciudad.
No me sorprende que la vocación punitiva esté surgiendo ante una clase política que ha dedicado más esfuerzos a prohibir que a educar y el resultado es que cualquier ciudadano entienda que la solución a las discrepancias sólo tiene la vía de yo prohíbo y tú acatas.
Me pregunto cuántas prohibiciones podrían eliminarse si prevaleciese el sentido común y la buena educación. Y en la res publica el testimonio que nos dejan los políticos son la norma, la prohibición, el impuesto o la multa. ¿Ahora sancionarán al conductor por ser digno sucesor de una casta punitiva?