el calentamiento global continúa imparable y constante. Y los daños que causará en el planeta amenazan con ser irreversibles, según el informe elaborado por la ONU que ha sido presentado en Copenhague. Ya no hay discusiones entre los científicos a este respecto como lo demuestran los datos de crecimiento del nivel de CO2 -sin precedentes en al menos 800.000 años- y el nivel del mar: 19 centímetros más desde 1901 hasta 2010 y se prevé que serán entre 26 y 82 centímetros en apenas noventa años más. El informe también habla de responsabilidades diferentes entre los países más desarrollados y los menos que son, además, los que más sufrirán las negativas consecuencias del calentamiento de la atmósfera y los océanos y la reducción de la capa de hielo de los polos. La advertencia está lanzada aunque, desgraciadamente, la capacidad de influencia de la ONU es cada vez menor como lo demuestra el escaso eco que sus conclusiones encuentran en los países más poderosos, los que realmente tienen la llave para aplicar medidas efectivas que cambien esta tendencia autodestructiva. Sin embargo, el tiempo va pasando y la falta de compromisos serios de los gobiernos continúa siendo patente amparándose en la prioridad de fomentar por encima de todo el crecimiento económico. “La ciencia ha hablado y los líderes deben actuar porque el tiempo no está de nuestro lado”, proclamaba ayer el secretario general de la ONU Ban Ki-moon en la cita de Copenhague. La respuesta del secretario de Estado de EEUU John Kerry dando por buenas las conclusiones del informe y apelando a una respuesta “ambiciosa, decisiva e inmediata” no pasan de sonar a una nueva pose de sensibilidad ecologista que ningún dirigente mundial desprecia públicamente aunque casi todos ellos se olvidan de ello cuando llega la hora de tomar decisiones. Las conclusiones recogidas en el informe pasan por la reducción del 70% de las emisiones de CO2 a la atmósfera en 2050 y alcanzar prácticamente el cero a finales de siglo. Un objetivo ambicioso aunque ineludible según las opiniones de los científicos para evitar daños irreparables tanto en los seres humanos como en los ecosistemas. Los precedentes ante advertencias similares no son demasiado halagüeños aunque llegará un momento en que habrá que concienciarse en serio.
- Multimedia
- Servicios
- Participación