vaya bobada de partido, el del Baskonia en Andorra, digo. Definitivamente, este equipo corre el serio riesgo de pasar a la historia del club como uno de los peores, si no el peor. Decía Crespi después de ganar al aún más modesto Neptunas en la Euroliga que ahora no podemos pretender que el equipo juegue bien, pero que al menos se le puede exigir que sea serio. Y él estaba contento porque lo veía serio. Y unos días después se viaja al Principado para jugar mal, muy mal, y dar una sensación de impotencia impropia de un grande, aunque sea venido a menos. El Andorra te torea durante la mayor parte del encuentro y aún así eres capaz de enjugar las desventajas y llegar a la última jugada del choque con el balón ganador en tus manos, el último y a solo un triple de evitar el descalabro. Pues bien, se agota la posesión y el Baskonia ni siquiera tira a canasta, ni lo intenta. Despiste fundamental y la sensación de que algo se ha roto entre el entrenador y Heurtel, ayer relegado al ostracismo. Mal pintan las cosas, la verdad, todo lo contrario que en el Alavés, que acaba de completar una semana fantástica con sendos triunfos en Copa y Liga. Este sí parece un equipo serio. Tampoco me hagan mucho caso porque igual la semana que viene es todo al revés.