hace mes y medio la responsabilidad de relanzar Arasur era del Gobierno vasco, del Puerto de Bilbao o incluso de Kutxabank y escurría así el bulto sobre la parte alícuota que le tocaba invertir o sobre la nefasta gestión que el PP ha venido realizando en la plataforma logística. Hace quince días enarbolaba -aunque se quedó solo- la bandera provinciana para cuestionar el encaje de Álava en la CAV, a cuenta del debate sobre el autogobierno y la autonomía fiscal. Y ayer no tuvo ningún rubor al endosar al aeropuerto de Loiu la culpa de la inactividad de la pista de Foronda, con la que la Diputación alavesa no sabe qué hacer, salvo mirar con pasividad cómo AENA la deja en vía muerta. Sólo falta que el diputado general Javier de Andrés recurra ahora a la secular demagógica bandera de que los bilbainos nos quitan el agua de los pantanos para esquivar la responsabilidad de su propia inacción en todos los proyectos estratégicos de Álava. Bien es cierto que Foronda estaba llamado desde su misma inauguración en 1980 a ser el aeropuerto de referencia en Euskadi, pero ni el tejido empresarial alavés ni las instituciones del territorio terminaron de creerse estas potencialidades. La pista vitoriana desatendió posteriormente la oportunidad de especializarse como aeropuerto de carga -llegó a ser uno de los principales del Estado- aprovechando su privilegiada ubicación y condiciones técnicas, mientras la apuesta del PP se centraba en traer inconsistentes vuelos de pasajeros o en fiascos subvencionados como el de Ryanair. La puntilla ha sido la decisión de la agencia gubernamental AENA de hurtarle al aeropuerto alavés la tarjeta H-24, incapacitándolo así para ofrecer un servicio a pleno rendimiento técnico y horario que responda a la demanda del mercado logístico o incluso a simples contingencias aéreas. Eso mismo ha hecho que este mismo mes varios aviones que no pudieron aterrizar en Bilbao fueran desviados a Biarritz, Pamplona o Barcelona porque Vitoria no podía recibirlos. Y el desdén del Ministerio de Ana Pastor y la dejación de la Diputación alavesa tienen poco que ver con Loiu. Haría bien Javier de Andrés en liderar una ambiciosa apuesta logística para Álava entre Arasur y Foronda en lugar de perder energías en la búsqueda de chivos expiatorios.
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