SIGUEN diciendo por ahí que hay luz al final del túnel (aclaro para despistados y gente feliz que la luz ejerce de símbolo de la recuperación económica y el túnel viene a ser la crisis que sufrimos). Uso gafas porque veo mal de lejos, pero por más que fuerce la vista no alcanzo a ver brillo alguno al final de ese túnel. Si de lo que hablan quienes hablan de la dichosa luz es de que los próximos datos económicos serán mejores, que las curvas del PIB empezarán a remontar décima a décima, que el consumo va recuperándose, que los autónomos observan el futuro con un poco más de optimismo porque creen haber tocado fondo... si estos son sus vaticinios, que se los guarden, los mastiquen y seguidamente los vomiten, de manera que puedan observarlos mejor esparcidos por el suelo y les dé tiempo a pensar un rato antes de abrir la boca. Porque de haber una luz al final del túnel, podría servir al menos para ayudar a quien no percibe con claridad que los mensajes esforzadamente optimistas quieren ocultar, entre otras cosas, todo lo que ya nos han quitado. ¿Ha mejorado su existencia en estos tres últimos años? ¿Trabaja las mismas horas que antaño, si es que tiene la suerte de trabajar? ¿Cree que lo que nos espera es mejor de lo que usted anhelaba años atrás? ¿Su sueldo se ha ido equiparando al coste de la vida? ¿Ha mejorado la educación? ¿Ha mejorado la sanidad? ¿Ha mejorado algo? Creo no equivocarme: no hay luz al final de este túnel, sólo más mentiras para crédulos impenitentes.
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