a pesar de que le hayan recortado el sueldo, aunque le hayan echado del trabajo, si su mujer le ha dejado tirado, si su hombre se ha marchado con otra (o con otro), si se le ha muerto alguien cercano recientemente, si su jefe es un capullo o su empleado un jeta, si le han puesto una multa y ya no tiene ni puntos en el carné, si se ha puesto enfermo, si se siente solo, si está harta de no llegar a fin de mes aunque apague la calefacción y deje de comer tres veces al día (no digamos ya irse de vacaciones), si le han mermado las ayudas para cuidar a su progenitor dependiente, si tiene que borrar a sus hijos de tal o cual deporte o actividad porque han dado carpetazo a las subvenciones, si le achucha la hipoteca, incluso si le han desahuciado, si siente que los médicos o los hopitales ya no le atienden como antes, si ha decidido mandar su coche a la mierda porque ya no hay quien disponga de cien euros para llenar el depósito, si empieza a acojonarse por la obligatoriedad de meter dinero en un plan de pensiones ante la creciente incertidumbre sobre las pensiones de jubilación, si está hasta el moño de los políticos que no resuelven problemas, o de los bancos que cada vez son más ajenos a su entorno, o del patético y mucho me temo que artificioso pulso eléctrico entre los que no tendrán problemas para afrontar las facturas, si cree en Dios o en Alá o si es ateo, si estas fechas le repatean hasta decir basta, si le ha tocado la lotería, si no, si se ha enamorado, si le han traicionado, si está perdiendo la esperanza... Así y todo, feliz Navidad.
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