vitoria-gasteiz parece haber encontrado un nuevo estandarte al que aferrarse durante 2014, cuando todavía resonaban los ecos de la Green Capital del pasado año. Acaba de ser designada capital nacional de la gastronomía -una marca de reciente creación por una asociación profesional que alquila su sello por un canon de 125.000 euros- y, si bien los promotores locales de la candidatura no tienen aún muy claro cómo llenar de contenido este escaparate, indudablemente a Vitoria se le abre la oportunidad de rentabilizarlo como leit motiv de promoción de puertas afuera -enfocada al turismo- e interna, mirando al sector de la hostelería, muy tocado por la crisis en estos últimos años. La capital alavesa arrastra una secular sensación de estar huérfana de iconos, al menos tan potentes como el efecto Guggenheim, el marco de La Concha o los Sanfermines de sus ciudades vecinas. En la última década, después de los logros de los años 80 en su tejido social de servicios sociales y ciudadanos, nuestra ciudad ha buscado en argumentos como el Abierto por obras de su Catedral gótica, la cultura verde o ahora la gastronomía sus señas de identidad. Pero sin poder considerarse estos atributos exclusivos de Gasteiz, la ciudad necesita realizar un mayor esfuerzo para articular una oferta sólida y diferenciada. Y en este contexto se le brinda ahora la oportunidad de articular un discurso en torno a la gastronomía, pero yendo más allá de un envoltorio de marketing o de llenar páginas con una especie de autobombo complaciente y eufórico, pero vacuo. Sería un error que Vitoria se limitara a recopilar bajo el paraguas de esta inventada capitalidad distintos eventos gastronómicos que ya existen en distintas localidades alavesas en torno a productos como el vino, la patata, la trufa o la alubia pinta o que se lanzara a improvisar la organización de actos inconexos. Como también sería quedarse corto fiar la suerte y el retorno de la capitalidad gastronómica a que este sello vaya a atraer por sí mismo grandes flujos turísticos. Gasteiz debe mostrarse como una ciudad innovadora, ya sea en la gestión de su marca de ciudad o en la pretendida revitalización de su sector hostelero. Y en este caso, tener claros los objetivos de esta nueva capitalidad, las complicidades y un plan de acción concreto. Es un rato para todos.
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