tiene trabajo por delante Sergio Scariolo. El excelente técnico italiano ha vuelto a Vitoria para reverdecer viejos laureles. Es como un regreso a los orígenes, al club que le dio fama y prestigio en Europa, con el que progresó -y al que ayudó a progresar- y le permitió labrarse un enorme prestigio que después le ha llevado a dirigir grandes equipos, incluida la selección española más potente de la Historia. En cierto modo, la situación actual del Baskonia se parece bastante a la que se encontró a finales de los noventa. Entonces, el club vitoriano aspiraba a codearse con una élite en la que aún no se había consolidado del todo a pesar de los primeros títulos que ya había conquistado de la mano del inolvidable Manel Comas. Con Scariolo llegaron la primera final de Liga -perdida ante el TDK del inmenso Chichi Creus- y otra Copa más. Luego se fue al Madrid y el club vitoriano siguió ascendiendo hasta casi alcanzar el cielo -sólo faltó una Euroliga- con Ivanovic al frente. Pero ha llegado el declive. Scariolo vuelve a un club de nuevo relegado con respecto a los grandes, con jugadores con todo por demostrar, como a los que entrenó durante su primera etapa en Gasteiz. Lo malo es que las sensaciones son distintas. No es lo mismo correr hacia arriba que hacia abajo. El reto se antoja descomunal porque, además, este club lleva demasiado tiempo sin acertar en el mercado, ya sea en el de profesionales consolidados como en el de jóvenes promesas. Al italiano le toca el descomunal reto de cambiar las tornas y evitar que el castillo se derrumbe.