tras un obligado paréntesis de cinco años, las figuras del presidente del PNV y del lehendakari volvían a coincidir ayer en la tribuna del Alderdi Eguna. Y al mismo tiempo, ambos líderes se presentaban ante la militancia jeltzale no sólo después de recuperar el timón del Gobierno vasco hace once meses, sino también con un partido situado nuevamente en la centralidad de la política vasca, y además como la piedra angular sobre la que se construyen los tres grandes escenarios que tiene ahora mismo en juego Euskadi, muy presentes en Foronda: la búsqueda de un nuevo estatus de augobierno -y también de una nueva metodología para conseguirlo-, la gestión de una salida propia a la crisis socioeconómica y la consolidación de un marco de paz y convivencia que pase por el desarme definitivo de ETA, pero también por un proceso de reconciliación real en la sociedad vasca. La gestión del doble liderazgo del nacionalismo jeltzale en este último año de la mano de Andoni Ortuzar e Iñigo Urkullu ha pasado por establecer cauces de interlocución con distintos agentes políticos para resolver estas tres interrogantes sobre el autogobierno, la crisis y la pacificación. Y en los tres terrenos, el PNV se pudo presentar ayer ante su militancia con sendas hojas de ruta. De una manera más concreta y fructífera con los socialistas vascos al presentar un acuerdo -vital para el país en estos momentos- de impulso socioeconómico y reforma fiscal, pero también con el Gobierno Rajoy para desbloquear los debates sobre el encaje de un nuevo estatus y la gestión del final de ETA, así como con la izquierda abertzale, para dejar abierta la Ponencia de Paz del Parlamento Vasco como germen de un proceso de convivencia y aceptación de mínimos éticos por el que Bildu tendrá que pasar, tarde o temprano, de forma paralela al desarme de ETA. Todas estas cuestiones centraron ayer los discursos de Ortuzar y Urkullu ante miles de militantes y simpatizantes que esperan que su partido halle la cuadratura del círculo. Y lo cierto es que de cómo resuelva el PNV estas ecuaciones depende también, en buena medida, el futuro del país y la apertura de un nuevo tiempo político, con dosis de esperanza, en los tres retos que asoman sobre el horizonte.
- Multimedia
- Servicios
- Participación