la prótesis que le pusieron al rey en la cadera tras su malograda cacería de elefantes en Botswana se ha infectado. Aquel milagroso proceso de recuperación, aquella hercúlea demostración de fuerza por el interés de España -más bien de su corona y su familia- se ha venido abajo y será inevitable una nueva operación que le mantendrá varios meses de baja. Pero volverá. O eso asegura al menos el jefe de la Casa Real, Rafael Spottorno. "No se ha planteado abdicar en ningun momento", señaló rotundo. Y es lógico. Porque la renuncia reabriría inmediatamente el debate -siempre latente- sobre la conveniencia de que su hijo Felipe cogiera el relevo. Y no está nada clara en estos momentos la aceptación por parte del populacho del vástago como nuevo comandante en jefe de las gloriosas Fuerzas Armadas y rector de nuestros destinos. Mejor esperar a que pase la crisis, se apacigüe Catalunya y se amortigüen los ecos de las presuntas corruptelas perpetradas por su hija Cristina y su marido Iñaki. Ya les han proporcionado un exilio dorado en Ginebra después del fallido intento de colocar al yerno como entrenador de balonmano en Catar. La pléyade de conservadores españoles -aún muchos y cada vez más rancios a medida que envejecen- lo tienen claro: aguanta rey, aguanta, que si te vas ahora se puede ir a la mierda el chiringuito vitalicio. Siento tu dolor Juancar, pero no te preocupes que te atenderán los mejores médicos del mundo. ¡Faltaría más! Anda, no seas tonto que ya tienes una edad. Aprovecha la circunstancia... ¿por qué no te vas?