siento cierto desasosiego al comprobar una vez más que la ley no es igual para todos. Y en este caso, y aunque les suene raro, el sujeto de mi comprensión y solidaridad, y aún diría compasión, es Iñaki Urdangarin. El duque de Palma debía hacer frente a una fianza de 8.189.448 euros -ayer mismo le quitaron el IVA y se la bajaron a 6,8 millones, que ya tiene coña la cosa- por aprovecharse de su relación con la Casa Real para facturar operaciones por valor de aproximadamente tres millones de euros. Y sin embargo, el banquero Miguel Blesa es condenado a pagar 2,5 millones -la tercera parte que Urdangarin- por provocar pérdidas en Caja Madrid -recuerden, entidad pública- de ¡500 millones! O sea, 6,8 millones de fianza por robar 3 y 2,5 por malograr 500 millones. Por cierto, Blesa es también el que aprobó créditos por valor de 131 millones de euros al exjefe de los empresarios españoles Díaz Ferrán, quien al parecer avalaba esas operaciones con empresas en quiebra... Ya saben, entre chorizos anda el juego. No parece muy proporcionado, no. Urdangarin estará que se sube por las paredes con esta diferencia de trato ante una justicia que, como dijo su regio suegro una Navidad, debería ser igual para todos. Otra comparación que me tiene pasmado: el condenado a depositar 6,8 millones está en la calle sin haberlos pagado y el que sólo debe 2,5 ha dormido una noche en la cárcel (aunque sólo porque no tenía suelto cuando le trincaron). En fin, un noble y un banquero procesados. ¿Brotes verdes?