falta papel higiénico, las tiendas son incapaces de cubrir la demanda de la población venezolana, que no sé yo cómo se limpiará el culo, aunque me temo lo peor. El Gobierno de Maduro anuncia la importación de 50 millones de rollos para paliar esta crisis y aprovecha la circunstancia para echar mierda a Capriles, al parecer el instigador en la sombra de la compra masiva de papel higiénico con el único fin de dejar en evidencia al heredero de Chávez. Lo mismo pasa con los alimentos y otros productos de aseo personal. No hay para todos, pero el gobierno ya ha encontrado un aliado -chavista por supuesto- para prometer que en breve comprará lo que haga falta: esos 50 millones de rollos de papel, además de 760.000 toneladas de alimentos básicos. Viendo desde lejos, y por tanto seguro que de alguna forma sesgada, la reciente campaña electoral tras la muerte del iluminado dirigente anterior, me da la impresión de que los venezolanos constituyen una amalgama entre ignorantes y exaltados, crédulos y adoradores de los majaderos que se disputaban sus votos. Porque no me dirán que alguien podría siquiera atreverse a comparar lo que ocurre en Venezuela con nosotros, tan cultos, tan maduros, tan democráticos, tan críticos... ¿Se imaginan que nuestros dirigentes nos mintieran o que se atrevieran a echar la culpa de su ineptitud a la oposición? ¿O que empobrecieran a la mayoría mientras unos pocos siguen enriqueciéndose a nuestra costa? Eso aquí no pasa porque, además de papel higiénico, tenemos un divino rey para protegernos.