los problemas de escolarización en los barrios nuevos de Gasteiz no son nuevos ni han sorprendido. Y es que sabemos que en estos extrarradios de la ciudad las criaturas de 2 años salen de debajo de las piedras cuando cumplen esa edad y es imposible año a año prever su demanda educativa. El hecho es que en Salburua hay un excedente de 47 niños y niñas y en Zabalgana, de 61. Pese al aumento constante de la población en ambos barrios, la anterior delegada de educación de Álava, Marian Jáuregui, no ha sabido establecer las medidas necesarias para garantizar una oferta pública suficiente en las nuevas zonas de la ciudad.
La cuestión es grave porque llueve sobre mojado -son situaciones que se reproducen año a año- y porque muchas familias se sienten amenazadas por la posibilidad de que sus hijos e hijas deban ser desplazados de su zona para todo su itinerario escolar. No se trata de un error puntual, de carácter impredecible, sino algo que se veía venir, consecuencia de una mala gestión, inducida quizás por los condicionantes económicos. Se tenían todos los datos necesarios -tasas de natalidad o evolución poblacional- pero no la voluntad política de destinar recursos suficientes. Y es que con la crisis se justifica todo. Como medida paliativa, se recurrió a la modificación del mapa escolar, sabiendo de antemano que el petardo iba a estallar en las manos. Pero contra viento y marea había que defender la línea del Departamento socialista e insistir en el mensaje de que en la CAV no se recortaba en educación.
El Departamento de Isabel Celaá finiquitó el plan de infraestructuras públicas que había elaborado el anterior Gobierno y a lo largo de la legislatura pasada redujo el capítulo de inversiones un 45%, y eso teniendo en cuenta que el 15% se destinaban a Eskola 2.0. El gasto en infraestructuras descendió una media de 36% y alcanzó el 60% (de 72 millones en 2010 a 29 en 2012) para los centros de infantil y primaria. Lógicamente estos recortes presupuestarios están en la base del problema y las consecuencias de esa actuación irresponsable las vamos a seguir sufriendo los próximos años, porque un centro no se construye de la mañana a la noche. Ahora que se ha visto que los parches no son suficientes, pasan la patata caliente al nuevo Gobierno.
En Salburua, el centro de primaria se inauguró en enero de 2011 y no hay previsión de nuevas construcciones, pese a que la población -que se ha doblado en cuatro años- sigue creciendo de manera continua. Tampoco se está trabajando con perspectiva suficiente para afrontar la situación en la enseñanza secundaria, con lo que ya tenemos otro muerto en el armario.
En Zabalgana, el centro de primaria se abrió en enero de 2010. Pese a que la planificación contemplaba un segundo centro de primaria y otro de secundaria para el curso 2014-15, los presupuestos de 2012 paralizaron su puesta en marcha y ambas infraestructuras no estarán finalizadas, en el mejor de los casos, hasta bien avanzado el curso 2015-16.
Rechazamos el camino fácil de recolocar a las niños y niños en centros educativos de barrios cercanos, porque no hablamos de una situación temporal. Como consecuencia de una negligente planificación y de una política de recorte, se pretende que estos alumnos que se incorporan ahora al sistema pasen toda su vida escolar fuera de su ámbito natural. Exigimos que la administración garantice en la oferta pública un puesto escolar dentro de la propia zona de escolarización, también en este caso. Nadie debe pagar los platos rotos.
Y al nuevo Gobierno sólo le queda enmendar de manera inmediata el error y para ello el proyecto de presupuestos para 2013 debe contemplar medidas concretas en esa dirección. Si no, el año que viene tendremos más de lo mismo.