ATENTA compañía. Al parecer, la Jedi es la afiliación religiosa alternativa a las clásicas más popular en Inglaterra y Gales. Para los no pertenecientes a la generación Star Wars, recordaré que el gurú de la fe Jedi es un tal Yoda, un adorable bichillo verde de orejas puntiagudas y eternamente anciano que construye sus frases posponiendo el verbo, al que los maledicentes han comparado físicamente con Jordi Pujol -ya quisiera, Pujol digo- y que dice cosas del tipo "no lo intentes, hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes", "el miedo es el camino al lado oscuro" o "la guerra no le hace a uno grandioso". Yoda es un tipo entrañable al que seguían 390.000 ingleses y galeses en 2001. El lado oscuro de la Fuerza debe de estar avanzando, porque sus adeptos se han reducido en diez años en un 50%. Creo que se me nota que soy fan del amigo Yoda, pero no lo soy menos de la segunda opción religiosa favorita englobada en el estudio bajo la categoría de otros, la Heavy Metal, fe creada en 2010 por una revista del género y tiene unos 6.200 fieles. Me parecen pocos, ya se lo adelanto. Ver a Ozzy Osbourne, por poner, en plan líder de la fe occidental, con su curia de los Black Sabbath, sería un ejercicio curioso. Aunque lo realmente sugerente, apelemos al consenso y al encuentro interreligioso, sería una fusión Yoda-Ozzy, la Fuerza y el Príncipe de las Tinieblas, que tiene además un punto yin yang de lo más zen. Dicho todo esto y hollada la cumbre del desvarío, cosas veredes amigo Sancho, empieza una legislatura en la que quizá acontezcan alianzas impensables. El cambio.
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