Durante el pleno de Santa Catalina en las Juntas Generales de Álava hubo dureza en el debate y en el discurso, pero no se puede pedir otra actitud ante la penosa situación que estamos viviendo en la Diputación, ya que se le escapa de las manos la gestión y la manera de actuar ante situaciones y acciones concretas. Cuando alguien dice la verdad se le llama dureza o cuando presenta propuestas tiene un talante agrio y está fuera de la realidad.

Leída la carta Dureza en las Juntas Generales de Álava, publicada en DNA anteayer miércoles 28, su autor Eduardo Luri debería releer las propuestas del diputado general Javier de Andrés en su discurso y podrá darse cuenta de que lo único que hace es manejar datos de acciones ya realizadas y cercenar el camino a nuevas propuestas.

Esta desorientación y falta de rumbo político es lo que ha llevado al portavoz del PNV, Ramiro González, a presentar una situación económica no deseable para Álava, tratando de proteger ciertos ámbitos y sectores no amparados por la Diputación.