se nos ha vuelto a colar. El periódico que tienen hoy entre manos les propone interesantes noticias como la desarticulación de otra red de distribución de cocaína -que respondía al torrentero nombre del clan de la Chata-, la hazaña de un anónimo pirata informático que ha dejado en fuera de juego al gigante Sony -la empresa podría reclamar al teléfono de atención al cliente de los hacker-, el enésimo capítulo del culebrón de Bildu -repasen su pasado, que viene Torquemada, ¿han tomado alguna vez un pote con algún batusi o siquiera le han saludado por la calle?-, una guerra en Libia a la que ya nadie atiende o el engorro que supone para los respetables señores de Mendizorroza el insolente carril-bici que tantos problemas les ocasionará para aparcar el Audi. Pero los alaveses estamos hoy a otras cosas. Un caracol se nos ha vuelto a colar por todo el periódico y, según leemos estas páginas, nos recuerda que tenemos ya el alma -y el cuerpo- inmersa en la fiesta más íntimamente nuestra. Dicen que San Prudencio fue un anacoreta de Armentia antes que obispo de Tarazona. Y algunos eruditos racionalistas dudan incluso de que el santo existiera. Pero en realidad la verdad histórica nos trae un poco sin cuidado. San Prudencio es hoy tan real como los caracoles que nos han invadido o la célebre marcha de la Retreta de anoche, cuyo origen -dicen- es el son que en el medievo anunciaba el cierre de las murallas de la ciudad. Que nadie se quede extramuros, que empieza la fiesta. Jai zoriontzua opa dizuegu eta... aupa geure barraskiloa!