EL movimiento sindical que ELA representa no va a ser cómplice del empobrecimiento colectivo y del saqueo contra los derechos laborales y sociales exigido por el capital y realizado por los gobiernos. Se trata de aprovechar una crisis capitalista de la que nuestros derechos no son responsables para volver a transferir renta de nuestros bolsillos a las grandes empresas y a la banca. Estamos ante una cacería. Han cazado varias piezas y quieren más. En el último año se ha aprobado la Reforma Laboral para facilitar y abaratar el despido y van a tramitar la de pensiones para alegría de los fondos de pensiones privados que gestiona la Banca. Ahora exigen una reforma de la negociación colectiva para atacar salarios, destruir los convenios y desactivar la acción colectiva.

Se han dado luz verde a los presupuestos más injustos de la historia. Se recortan prestaciones sociales en sanidad y educación o destruyen empleo. Por el contrario, la fiscalidad no se toca, salvo para reducir los impuestos a los ricos. ¿Cuánto tardarán las haciendas vascas en volver a reducir el Impuesto de Sociedades?

Quieren nuestro empobrecimiento y abusan de la manipulación en una sociedad donde prohíben el debate y la discusión de alternativas. Ocultan que el déficit público no es responsabilidad de los derechos sociales, ni de los salarios. Del déficit es responsable la descapitalización fiscal realizada por PP, PSOE, PNV, UPN y CiU; es responsable la economía especulativa alimentada por el Banco de España y los sucesivos gobiernos; las ingentes cantidades de dinero que dan a la banca o las ayudas de todo tipo para la patronal, la más subvencionada y parásita de Europa. Son los responsables y los que, por paradójico que parezca, imponen la agenda de los recortes sociales para que lo suyo no corra peligro. Por eso es un saqueo, una estafa.

Aprovechan el servilismo de la mayor parte de la clase política. Sufrimos una catástrofe política que deja muchos damnificados. ¿Acaso no es una catástrofe que los ciudadanos tengan dificultades para distinguir en qué se diferencian las políticas económicas de Berlusconi, Zapatero, Merkel, Cameron, Sócrates o Patxi López? Todos, en la medida de sus competencias, hacen lo mismo. Ahora toca el Pacto de Competitividad (...).

Ante este ataque a los derechos, el sindicalismo no tiene otra alternativa que dar la cara dejando al poder político solo. No es eso lo que están haciendo CCOO y UGT. El desgraciado acuerdo firmado con la patronal y el Gobierno español para bajar las pensiones se pone como ejemplo por la derecha en la Unión Europea para extenderlo a todos los Estados y ningún sindicato en Europa está por la labor. No hay diálogo social. Hay unilateralidad. El mundo del trabajo necesita referencias que no supongan un engaño o una dormidera bien financiada para silenciar al sindicalismo. Nosotros no vamos a representar ese papel. El Estado aprovecha la crisis para eliminar instrumentos de acción política, social y sindical en nuestro país. Y nosotros queremos capacidad legislativa para poder defender unas condiciones de trabajo dignas. Para hacer frente al verdadero problema de la negociación colectiva: la precariedad, los bajos salarios, la explotación, las largas jornadas? ¿Qué precio se cobran CCOO y UGT por lo que están haciendo? Una reforma de la negociación colectiva que favorezca su monopolio representativo. De eso están hablando.

Sí, la patronal quiere empobrecer y CCOO y UGT, un monopolio que reduzca la influencia sindical de otras organizaciones, las nuestras. Les trae sin cuidado que eso suponga empeorar las condiciones de trabajo. Pues bien, queremos poder decidir dónde y qué negociamos. Rechazamos una estructura estatal vertical y burocrática que nos prive de ese derecho y una Loapa sindical que impida el derecho a negociar colectivamente, nosotros en nuestro país.

Defendemos un Marco Vasco de Relaciones Laborales y Protección Social en el que la negociación colectiva es esencial. Por eso emplazamos a los partidos políticos, especialmente a quienes dicen defenderlo, a que se opongan a esta reforma. Dejarse llevar, también en este tema, por los intereses de la patronal conllevaría una gravísima dejación política que afectaría a la calidad de vida de la clase trabajadora vasca y a sus condiciones de trabajo. ELA ha decidido no callar y movilizarse ante semejante ataque.