la Comisión de Asuntos Exteriores y de Acción Exterior del Parlamento de Vitoria pudo ayer concluir tres de sus cuatro fines en relación con el caso Somoto. La comparecencia de la exalcaldesa de Lasarte y delegada del Gobierno Vasco en Chile y Perú, Ana Urchueguía, tenía como objetivo aclarar las posibles responsabilidades políticas, la conformidad con los preceptos de la ética del fondo y la forma de las adquisiciones de bienes por su parte en la localidad nicaragüense de Somoto -beneficiada por los proyectos de cooperación financiados desde Lasarte- y, al mismo tiempo, confirmar la veracidad y la ética periodística de las informaciones que ha venido publicando el GRUPO NOTICIAS. La sesión parlamentaria sirvió, en este sentido, para ratificar la labor informativa, incluso a través de las palabras de la propia Urchueguía, quien no pudo sino ratificar lo publicado y reconocer, por primera vez, su falta de prudencia y su enorme error. Es decir, en la parte que corresponde a nuestro trabajo, quedó corroborada la veracidad, así como el respeto escrupuloso a la ética que guía nuestro trabajo periodístico. En lo tocante a la cuestión en sí, las actuaciones de Urchueguía, no se puede sin embargo decir lo mismo. No se trataba de determinar si las irregularidades son imputables como delito, extremo que se dilucidará en otras instancias, sino de vislumbrar si la actuación de la exalcaldesa de Lasarte es denunciable desde el punto de vista de la ética política y, por tanto, si de ella se debe derivar una exigencia de responsabilidades. Tras admitir la propia interesada, aunque dentro de una intervención en tono desabrido, que se había equivocado, únicamente queda, sin perjuicio de otras responsabilidades del caso que se puedan extraer de posteriores informaciones, la asunción de las consecuencias políticas de sus actos, pero también de su reacción a las informaciones. Y en ambos aspectos, además, esa asunción de consecuencias incumbe también al lehendakari Patxi López, quien la nombró para un cargo de representación exterior pese a conocer las dudas sobre sus actuaciones y la defendió después en sede parlamentaria, llegando a cuestionar nuestra labor. López haría bien en acompañar en esto a Urchueguía y reconocer también su imprudencia y su error.